Ella pasó toda la noche bebiendo solo Coca-Cola. Era la única del grupo que se había mantenido sobria.
Cuando la fiesta terminó, todos se dirigieron hacia sus coches. Ella sabía que podía conducir, porque había sido responsable.
Pero no sabía que esa noche no perdería la vida por su propio error, sino por la irresponsabilidad de otra persona.
Colisión mortal con un conductor borracho
El camino de regreso se convirtió en una pesadilla. De repente, otro coche se lanzó hacia ella: al volante, un hombre completamente borracho. Un ruido ensordecedor. El chirrido de los frenos. Los gritos de los testigos.
Cuando la policía y los servicios de emergencia llegaron, la joven aún respiraba. Estaba tendida en la carretera, rodeada de sangre, y todavía consciente. Con una voz débil, le habló a los policías:
“Mamá, solo bebí Coca-Cola… Te escuché… Y aún así, estoy muriendo…”
Trataba de ser valiente, pero el dolor era insoportable.
“No quiero morir, mamá… ¿Por qué tengo que pagar por el error de otra persona?… Dile a papá que sea fuerte… Y a mi hermanita que la quiero mucho… Por favor, encuentra a ese hombre que me mató… y dile a sus padres lo que me dijiste. Tal vez yo seguiría viva…”
“Mamá, tengo miedo… Probablemente nunca te vuelva a ver… Pero te prometo, seré tu ángel guardián…”
Luego exhaló su último aliento. Una lección que nadie debería olvidar.
Esta conmovedora historia no es solo una advertencia, es una realidad que ocurre todos los días en todo el mundo.
📌 Nunca conduzcas si has bebido.📌 Nunca dejes que tus amigos conduzcan si no están sobrios.📌 Tu decisión puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Esta joven había hecho todo correctamente, y aún así pagó con su vida. ¿Cuántas más vidas deben terminar antes de que las personas entiendan lo peligroso que es conducir bajo los efectos del alcohol?