En 2018, Julia Roberts, la querida actriz de Hollywood, tomó una decisión notable al unirse a Instagram. Su motivación provenía en parte de los ánimos de sus hijos, quienes pensaban que sería emocionante para ella involucrarse en la plataforma.
Al igual que Julia, el actor John Travolta también se inspiró en su hija para volverse más activo en las redes sociales. Mientras abrazaba este nuevo paisaje digital, Julia quería encontrar un equilibrio delicado entre accesibilidad y privacidad, admirando el enfoque de interacciones en línea significativas adoptado por Sarah Jessica Parker.
Para navegar por las redes sociales con cautela, Julia optó por un enfoque selectivo. Limitó los comentarios en sus publicaciones solo a sus seguidores, un grupo de aproximadamente 18 personas en ese entonces.
Sin embargo, el lado oscuro de las redes sociales rápidamente salió a la luz. Julia se enfrentó a críticas acerbas después de publicar una foto sincera con su sobrina, Emma Roberts.
Aunque la imagen capturaba un momento de alegría auténtica, Julia enfrentó comentarios despectivos sobre su apariencia, una experiencia que la dejó vulnerable y herida.
Al reflexionar sobre el incidente, Julia reconoció el impacto negativo que podría tener tal negatividad, especialmente en los jóvenes.
Reconoció la naturaleza corrosiva de las redes sociales, pero también encontró consuelo en los mensajes de apoyo de los usuarios que la defendían del torrente de críticas.
El primer mensaje de Instagram de Julia, un simple saludo, fue recibido con calidez y afecto.
Sin embargo, el episodio con su sobrina destacó la mirada crítica severa a la que se enfrentan las figuras públicas, especialmente las mujeres, en cuanto a su apariencia ante el público.